En ocasiones, con nuestro afán de control y perfeccionismo, después de elogiar a nuestro hijouna conducta, añadimos una crítica o un juicio. Un “pero…” que anula la fuerza de nuestramotivación.
Esa valoración deja de ser motivadora para convertirse inmediatamente en una recriminación. Su efecto es nulo o negativo a pesar de nuestra buena intención.
Este es un buen ejemplo:
Esa valoración deja de ser motivadora para convertirse inmediatamente en una recriminación. Su efecto es nulo o negativo a pesar de nuestra buena intención.
Este es un buen ejemplo:
Padre: Felicidades por las buenas notas. Lástima que con un poco más de trabajo podrías haber sacado dos sobresalientes más…
Hijo: Da igual lo que haga que nunca estará orgulloso de mi...
Hijo: Da igual lo que haga que nunca estará orgulloso de mi...
Padre: Felicidades por ese gol pero podrías haber marcado otro más si hubieras estado más atento.
Hijo: Haga lo que haga, nunca lo haré bien para él…
Hijo: Haga lo que haga, nunca lo haré bien para él…
fuente: solohijos.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario